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La xilografía

 Xilografía. Del griego xylon (madera). Nombre general con que, desde 1771, se indica  la técnica de grabado en madera, la plancha grabada y su estampación realizados antes del siglo XVI. Pero por extensión, tambien se denominna Xilografía al grabado de madera del siglo XIX.
 Es el arte de esculpir manualmente formas de impresión tipográficas de una tabla de madera. Hay que distinguir entre la xilografía a fibra (la tabla está cortada paralelamente a la fibra de la madera) y la xilografía a contrafibra (la tabla está cortada verticalmente a la fibra). La primera modalidad a veces se denomina xilografía de líneas negras, la segunda, xilografía de líneas blancas. Debido a las herramientas utilizadas, la xilografía a contrafibra a veces también se denomina grabado sobre madera. Son significativos los términos ingleses, franceses y alemanes: Xilografía a fibra = Wood cut [E], Xylographie sur bois de fil [F], Schwarzlinienholzschnitt [D]. Xilografía a contrafibra = Wood engraving [E], Xylographie sur bois debout [F], Weisslinienholzschnitt [D].

La xilografía a fibra


 En principio la mayoría de las maderas pueden usarse para la confección de xilografías de líneas negras, pero según el efecto que busca, el grabador se decidirá por una madera u otra. Las maderas blandas sufren de mucho desgaste durante la impresión, mientras que las xilografías sobre maderas duras aguantan tiradas casi ilimitadas. De otra parte son sobre todo las maderas blandas las que permiten sacar provecho artístico de las vetas de la madera tan estimadas por algunos artistas contemporáneos. La tabla escogida tiene que rebajarse a la altura tipográfica de (62 2/3 puntos). La medida tradicionalmente utilizada en tipografía, el punto, fue creado por el impresor francés Firmin Didot, basándose en una antigua medida francesa, el pié de rey. La unidad que corresponde a 12 puntos se llama un cícero. Para conceder la dureza necesaria a la madera, primero se suele bañar en una solución alcohólica de goma laca. Una vez seca, la tabla se provee de una capa blanca que permite dibujar en ella con lápiz o con tinta china. La imagen que tiene que contener exclusivamente blancos y negros, sin tonos de gris, se dibuja invertida (o especular), ya que se volverá invertir en el momento de la impresión. El dibujo no debe contener grises, ya que el procedimiento tipográfico no permite depositar diferentes gruesos de tinta en diferentes zonas. Los tonos de gris deben ser simulados ópticamente mediante una trama de líneas, igual que en el caso de un dibujo a la pluma. Una vez efectuado el dibujo empieza el trabajo delicado: todas las zonas de la superficie que han quedado en blanco deben ser recortados con herramientas manuales adecuadas como gubias y cuchillos. Si el grabador comete un error, la corrección es muy difícil, a veces imposible, ya que hay que introducir un trozo de madera, lo que pocas veces es posible sin dejar rastros. Para cortar una línea blanco hay que hacer dos cortes bajo diferentes ángulos, el corte y el contracorte.

 Varios artistas explotan la estructura de las vetas en sus creaciones. Como ejemplo citaremos aquí a los famosos grabados de Munch. En la segunda mitad del siglo XV se pusieron de moda los grabados al puntillado que se obtenían golpeando una placa de metal blando con punzones y un martillo. Los punzones utilizados tenían formas diversas, de manera que se podían obtener orificios de formas variadas, como redondos, cuadradas o en forma de estrella.

Xilografía a contrafibra

 Para la xilografía a contrafibra se emplea casi exclusivamente la dura madera de boj. Ya que es casi imposible obtener una tabla de gran tamaño de esta madera, que además tiene que ser libre de imperfecciones, como de agujeros o de ramas, las tablas que se suelen utilizar para la xilografía a contrafibra suelen estar compuestas de tacos encolados entre sí con mucha precisión. La fibra de estos tacos siempre es vertical a la superficie de la tabla. Hay dos manera típicas de cortar sobre madera a contrafibra, que normalmente se combinan. La primera manera sólo se distingue de la xilografía a fibra descrita más arriba por una finura extrema posibilitada por el tipo de madera. Se suele hablar de xilografía en facsímile, ya que esta técnica permite reproducir los dibujos a la pluma con la mayor fidelidad. La segunda manera de cortar las xilografías a contrafibra, también conocida como xilografía tonal, se distingue de la primera modalidad por el hecho que no busca reproducir las líneas del dibujo, sino que intenta simular sus valores tonales con una compleja trama de líneas, ora más anchas, ora más estrechas, siempre blancas, que se cruzan bajo varios ángulos, de manera que el ojo no experimentado cree ver una autentica imagen de tono continuo. Desde este punto de vista la xilografía tonal se puede comparar con la autotipia. Las xilografías a contrafibra generalmente no se cortan con las herramientas típicas de la xilografía a fibra sino normalmente con el buril, una herramienta propia de la calcografía manual que ha sido adaptada a las necesidades de la xilografía. Hay diferentes tipos de buril, entre ellos los hay con puntas múltiples. Para tallar la tabla se suele colocar sobre un cojinete de cuero duro. Hay que apuntar a la superficie de la madera bajo un ángulo agudo. Mientras que el grabador hace avanzar el buril apretándole con su mano derecha, el índice de la mano derecha guía la punta, igual como lo hacen los grabadores calcográficos. El inventor de la xilografía tonal era el xilógrafo inglés Thomas Bewick, alrededor de 1780. El trabajo extremadamente fino que permite esta técnica permitía la reproducción de las obras de los grandes pintores, más adelante, también de fotografías. El hecho de que las xilografías se pueden imprimir conjuntamente con los demás elementos tipográficos, como con la composición, facilitaba enormemente su propagación, que era extraordinaria en el siglo XIX, sobre todo en el campo de la edición de libros y revistas. Para realizar las ilustraciones técnicas, necesarias en las obras técnicas y científicas, se inventaron máquinas auxiliares que se usaban cuando había que producir figuras geométricas (círculos, elipses,...) perfectas o sombreados de líneas regulares en la madera. Para acelerar la ilustración informativa, a partir de 1880 se solían recubrir las maderas de una emulsión fotográfica sobre la cual se copiaba el negativo como si se hubiera tratado de un papel fotográfico corriente. Luego unos grabadores especializados cortaban esta fotoxilografía, sin necesidad de hacer un dibujo previo. La fotoxilografía no es un proceso fotomecánico como su nombre podría dejar suponer, sino una forma especial de xilografía a contrafibra. A pesar de que se ha abusado de la xilografía tonal para crear un montón de trabajos de baja calidad y de mal gusto, lo que le ha valido muy mala fama en círculos artísticos, no hay que olvidar que con esta técnica se han realizado muchos trabajos extraordinarios y valiosos, como por ejemplo las excelentes ilustraciones de Gustav Doré. Aquí hay que mencionar el hecho de que la gran mayoría de los grabadores xilográficos no graban ellos mismos sus tablas; la mayoría se limitan a aplicar el dibujo sobre la madera y a confiar el largo y penoso trabajo de corte a un especialista. Parece que ya Dürer (1471-1528), uno de los ilustradores más famosos de todos los tiempos, confiaba alguna de sus xilografías a un especialista. Esta forma de proceder permite a los artistas creadores concentrarse exclusivamente a la creación del dibujo artístico y de dejar que un artesano con menos talento artístico, pero con mucha más paciencia, haga el trabajo del corte que puede durar semanas.


 En el siglo XX diferentes artistas han substituido la tabla de madera por otros materiales que correspondía más a su manera de trabajar individual. El material más importante en este contexto sin duda es el linóleo que fue inventado en 1864 y encontraba su principal aplicación en el recubrimiento de suelos. Muchos otros materiales han sido utilizados como substitutos de la madera, como por ejemplo la plancha de plomo que el alemán Otto Nückel utilizaba para hacer sus grabados sobre plomo ('Bleischnitt' en alemán). Algunos materiales transparentes ofrecen posibilidades interesantes como substituto de la clásica tabla de madera. Así por ejemplo Arthur Deshaies usa plexiglass, lo que tiene las ventajas siguientes:

Un dibujo se puede contemplar a través de la placa, de manera que no hay necesidad de hacer un calco. El efecto final se puede evaluar contemplando la forma entintada a contraluz, lo que hace obsoleto tirar una prueba. El formato no está limitado, ya que se encuentran placas de plexiglass de cualquier tamaño. El artista también puede morder una placa de cinc sobre la que se ha dibujado con tinta a prueba de ácidos, a fin de obtener un relieve tipográfico listo para imprimir.


La xilografía japonesa


 Como caso especial muy interesante aquí hay que mencionar la técnica xilográfica japonesa que durante toda su larga tradición ha podido conservar su carácter puramente artesanal, evitando cualquier intento de mecanización o de industrialización. La xilografía japonesa se talla con el cuchillo sobre madera cortada en dirección de la fibra. Usualmente se escoge madera de cerezo o de peral. La xilografía japonesa es una técnica multicolor. Contrariamente a las técnicas occidentales aquí no se imprime con tintas grasas, sino con acuarelas. El dibujo se aplica sobre papel de arroz transparente o translúcido con un pincel y tinta china negra. Hasta las líneas más delgadas se ejecutan con el pincel, lo que exige una mano hábil y totalmente tranquila. Para transferir el dibujo sobre la tabla no se hace un calco, como se haría en occidente: el papel con el dibujo se pega sobre la tabla con cola de arroz, de manera que el lado del dibujo toque la madera. Se deja un margen que ofrece un buen control de registro para los sucesivos colores. La tabla de madera se corta con el cuchillo, según el clásico sistema del corte y del contracorte, y eso a través del papel de arroz. Si este no es suficientemente transparente, el grabador elimina el grueso sobrante con el dedo, friccionando hasta que se desprendan "fideos". También tiene la posibilidad de aplicar una delgada capa de aceite que aumenta la transparencia del papel y facilita la visión del dibujo. Una vez cortado el dibujo se hacen tantos impresos sobre papel seco como se tiene previsto imprimir colores. Estos impresos forman la pauta para elaborar las diferentes formas correspondientes a cada una de las tintas. La transferencia se hace de la misma manera como en el caso de la transferencia del dibujo original. Se entintan las maderas con unos pinceles especialmente diseñados para ello. El papel que se trata de imprimir se deposita con cuidado encima de la forma entintada y se aprieta al conjunto una herramienta especial, el baren, que sustituye a la prensa y hace un papel similar a la herramienta que fue desbancada en occidente por las primeras prensas tipográficas, hace más de 500 años. El baren es esencialmente una placa redonda y lisa con un mango en un extremo. Después de haber apretado toda la superficie de la hoja, se separa cuidadosamente el impreso de la forma empezando por un extremo, sin permitir que el papel se deslice. Es a partir de estas pruebas que se elaboran las diferentes tablas para los colores. Las estampas definitivas se imprimen sobre papel ligeramente húmedo. Dos marcas aplicadas en el margen de las placas garantizan un registro perfecto al impresor experimentado. A veces las xilografías japonesas se acaban con un impreso en seco.
( Leer m\'e1s...)

Referencias

1.<> M. Riat, Técnicas Gráficas
2.<> Rosa Vives Piqué - Guia para la identificación de Grabados
3.<> Verónica Rojas Lederman - Universidad de Chile
4.<> María del Mar Bernal - Universidad de Sevilla
5.<> Jordi Catafal Rull - Lincenciado en Bellas Artes
6.<> Clara Oliva Fabregas - Lincenciada en Bellas Artes
7.<> Técnicas de impresión. Microsoft® Encarta® 2009



 
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