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El buril
El buril es una varilla de acero prismática, provista de un mango en forma de seta de la cual se ha recortado un trozo paralelamente a su eje de simetría, de manera que la varilla puede ocupar un lugar casi horizontal cuando trabaja sobre la plancha. Los buriles se fabrican con secciones diferentes; los hay cuadrados, triangulares o romboidales. Algunos reúnen diferentes puntas en una misma herramienta. Estos últimos se usan especialmente en la xilografía a contrafibra. Hay un dibujo esquemático de un buril en la sección dedicada a la xilografía en el capítulo de la tipografía. Antes de iniciar un trabajo, el burilista tiene que afilar sus buriles, una labor imprescindible y más difícil de lo que puede parecer. Luego la plancha se suele cubrir de una fina capa de barniz, que permite dibujar o calcar encima. Muchas veces la plancha se ennegrece con hollín encima de una llama. Recordamos que el dibujo tiene que ser ejecutado al revés.
Los burilistas suelen colocar la plancha sobre un cojín de piel dura que les permite darle vueltas libremente, igual como lo hacen los que graban la madera de boj a contrafibra. El buril se mantiene casi horizontalmente con la mano derecha, de manera que con un dedo de la mano izquierda se puede graduar la presión que ejerce la punta sobre la plancha. El buril separa un hilillo de metal de la superficie de la plancha y deja un surco finísimo, a veces con un poco de barba, la que se elimina con otra herramienta manual, el rascador. La anchura del trazo que deja el buril crece proporcionalmente a la presión ejercida sobre su punta y su profundidad. Las líneas cortadas con buril se caracterizan por sus acabamientos en punta de ambos lados, y éste es el criterio principal que deja distinguirlas de las líneas trazadas mediante otras técnicas, como el aguafuerte o la punta seca. El buril es una de las técnicas que presentan más dificultades técnicas al ejecutante, y su aprendizaje es largo. A pesar de todo hubo una época en la cual muchos grabadores especializados la dominaban perfectamente y la usaban para todo tipo de encargos, como por ejemplo para retratos o reproducciones de obras famosas. Hacía finales del siglo XIX era usual grabar hasta la letra en la misma plancha calcográfica. Las pruebas de aquella época estampadas antes de grabar el texto se describen con la expresión francesa 'avant la lettre'. Como muchas técnicas particularmente difíciles, también el buril ha inducido a algunos artistas a la elaboración de obras cuya finalidad principal era la demostración de un virtuosismo difícilmente imaginable. Este es el caso de la famosa estampa de Claude Mellan ejecutada en una sola línea en espiral, que simula todos los medios tonos mediante las variaciones de anchura y de profundidad, como si fuera una autotipia.
M. Riat, Técnicas Gráficas.